Revoluci贸n Liberal en el reinado de Isabel II



 Tras el reinado de Fernando VII, tiene lugar una Cuesti贸n Din谩stica. En 1830, Fernando VII tiene una hija, Isabel, a la que le impide subir al trono la ley S谩lica, siendo el infante Don Carlos el heredero al trono. Sin embargo, los sectores m谩s moderados y la reina M.Cristina de Borb贸n presionan al rey para que abola esta ley, que finalmente es anulada a trav茅s de la Pragm谩tica Sanci贸n, permitiendo que Isabel sea la heredera del trono. Cuando muere Fernando VII (1833), la Pragm谩tica Sanci贸n sigue vigente permitiendo que Isabel suba al trono. A pesar de ello, Don Carlos y sus seguidores no la aceptan,dando as铆 comienzo a la primera guerra Carlista.

 Enmarcados en el conflicto din谩stico, se van a enfrentar dos bandos. Por una parte, los Carlistas, apoyados por los absolutistas  e intransigentes de las zonas rurales de Pa铆s Vasco, Navarra, el prepirineo Catal谩n y la zona del Maestrazgo; y por otra parte el bando a favor de Isabel II y M.Cristina, quienes se ver谩n obligadas a apoyarse cada vez de sectores m谩s aperturistas. La guerra Carlista se dividir谩 en tres fases. Durante la primera fase (1833-1835), los Carlistas se fortalecen en el norte e intentan ocupar algunas de las ciudades m谩s importantes de la zona, entre ellas Bilbao en cuyo sitio morir谩 su general m谩s destacado Zumalac谩rregui. En las segunda fase (1835-1838), los Carlistas llevan a cabo diversas expediciones para aumentar sus apoyos que acaban fracasando. Finalmente durante la tercera fase(1838-1840), los Isabelinos organizan un Ej茅rcito, gracias a la desamortizaci贸n, que acaba derrotando a los Carlistas en la Batalla de Luchana lo que provocar谩 la divisi贸n del Carlismo en dos grupos. Por una parte, los intransigentes, entre los que destaca el general Cabrera, que ser谩n partidarios de seguir luchando hasta su derrota en (1840), mientras que por otra parte los transaccionistas acabar谩n firmando el Convenio de Vergara (1839), entre el general Maroto y Espartero, que terminar谩 con la guerra y supondr谩 el reconocimiento de Isabel II como reina, la integraci贸n en el ej茅rcito Isabelino de los efectivos del ej茅rcito Carlista y el mantenimiento de los fueros Vasco y Navarros. Adem谩s, el pretendiente Carlista partir谩 al exilio.

Paralelamente, se produce, a nivel pol铆tico, la definitiva implantaci贸n del liberalismo en Espa帽a. Tras la muerte de Fernando VII, M.Cristina de Borb贸n, regente de su hija Isabel II, busca apoyo en los absolutistas m谩s moderados y encarga formar gobierno a Cea Bermudez, quien solo ser谩 capaz de llevar a cabo una nueva divisi贸n provincial en la que destaca el papel desempe帽ado por Javier de Burgos dando fin a la organizaci贸n territorial del antiguo r茅gimen. La insuficiencia de las reformas hace que la regente busque apoyo en los liberales moderados, encargando formar gobierno a Mart铆nez de la Rosa quien propone la aprobaci贸n del Estatuto Real 1834, que pretende ser una “Constituci贸n” sin declaraci贸n de derechos y libertades en la que se establece la soberan铆a compartida con Cortes Bicamerales formadas por la c谩mara de pr贸ceres, designada por el rey, y la de procuradores elegida por sufragio muy restringido.

Sin embargo, la falta de reformas profundas produjo el descontento popular, que dio lugar a la formaci贸n de Juntas y m煤ltiples motines y revueltas, obligando a la regente a llamar a los progresistas al gobierno liderados por Mendizabal como jefe de gobierno. De este modo, en septiembre de 1835 Mendizabal sube al poder realizando reformas del Estatuto Real y aplicando medidas como la desamortizaci贸n eclesi谩stica para conseguir recursos y as铆 formar un ej茅rcito con el que derrotar al Carlismo. A su vez, esta medida provocar谩 la protesta de los privilegiados que conseguir谩n que Mendizabal sea destituido, lo que dar谩 lugar al “Levantamiento de los sargentos” en La Granja, que unido a otras protestas por el pa铆s, acabar谩 obligando a la regente a que vuelva a llamar a los progresistas a formar gobierno, nombrando a Calatraba jefe de Gobierno y a Mendiz谩bal ministro de Hacienda, que ser谩 el encargado del desmantelamiento del sistema de tenencia de bienes del antiguo r茅gimen, sustituy茅ndolo por la propiedad privada. Adem谩s, llev贸 a cabo la desamortizaci贸n eclesi谩stica con el objetivo de obtener recursos para la Guerra Carlista, que supuso la p茅rdida de influencia de la Iglesia. Por otra parte, el gobierno progresista redact贸 una nueva constituci贸n (1837) de breve extensi贸n que con el objetivo contentar tanto a moderados como a progresistas, en la que se establece:

  • Soberan铆a nacional
  • Amplia declaraci贸n de derechos y libertades
  • Divisi贸n de poderes en la que el poder legislativo era compartido por las Cortes bicamerales, elegidas por sufragio censitario muy restringido y el rey, el ejecutivo depend铆a del rey y el judicial de los jueces y los tribunales.
  • No se define claramente la confesionalidad del Estado

Esta constituci贸n se complementa con otras leyes como la Ley de imprenta. Tras la aprobaci贸n de la Constituci贸n, se disuelven las Cortes y se convocan nuevas elecciones con la victoria de los moderados, quienes eliminar谩n los elementos m谩s progresistas y tratar谩n de aprobar el restablecimiento del diezmo y la limitaci贸n de la libertad de imprenta; y en 1840 establecer谩n una Ley de Ayuntamientos de ideario moderado que otorgaba a la Corona la facultad de nombrar a los alcaldes. Todas estas medidas provocaron el descontento progresista, que a trav茅s de las Juntas y levantamientos populares, conseguir谩n que M.Cristina parta al exilio, de forma que las Cortes nombrar谩n al general Espartero como regente (1840-3).

Respecto a la regencia de Espartero, esta supone la consolidaci贸n del r茅gimen liberal. Espartero se va a rodear de una camarilla de ayacuchos prescindiendo cada vez m谩s de las Cortes y del propio partido progresista, llevando a cabo una pol铆tica fuertemente autoritaria, lo que acaba en levantamientos como el del general O'Donnell, en 1841, que acaba fracasando.

El punto de m谩xima trascendencia se produce en 1842 con la bajada de aranceles a los textiles brit谩nicos, lo que produce protestas tanto por parte de los industriales catalanes como los trabajadores de f谩bricas que acaban realizando levantamientos. Espartero responde a estos levantamientos bombardeando Barcelona, lo que supone una p茅rdida de apoyos y le hace renunciar a la regencia (1843).

De esta forma, las Cortes deciden conceder la mayor铆a de edad a Isabel II, que llama a los moderados al poder, con el general Narvaez al frente, dando as铆 inicio a la D茅cada Moderada (1843-1853). El triunfo en las elecciones del sector m谩s moderado del liberalismo queda plasmado en la Constituci贸n de 1845, de corta extensi贸n al no recoger derechos y libertades. Los puntos principales de esta constituci贸n son:

  • Soberan铆a Nacional.
  • Ausencia de la declaraci贸n de derechos y libertades recogidos en leyes posteriores.
  • Divisi贸n de poderes conformada por el ejecutivo, que resid铆a en el rey, el legislativo, que reca铆a en las cortes bicamerales formadas por el Congreso, elegido por sufragio censitario en funci贸n de la  ley, y el Senado nombrado por el rey, quien tambi茅n pod铆a convocar y disolver las Cortes, y el poder Judicial desarrollado por jueces y tribunales.
  • Se recoge un “poder moderador” encargado de la resoluci贸n de conflictos de poderes, desarrollado por la corona.
  • Se establece la confesionalidad cat贸lica del Estado.
  • Se establece el presupuesto de Culto y Clero.

La boda de la reina va a dar lugar a la segunda guerra Carlista (1846-1849), por el rechazo al pretendiente Carlista, que se desarrollar谩 principalmente en la zona del Maestrazgo con la victoria liberal. 

Uno de los objetivos fundamentales de los gobiernos moderados era la reconciliaci贸n con la iglesia, paralizando para ello la venta de bienes desamortizados.

Para conseguir el nuevo modelo de relaciones con la Iglesia se firma el Concordato en 1851. A trav茅s de este Concordato, la Iglesia reconoce el Estado liberal, aceptando la desamortizaci贸n y el Patronato Regio. Asimismo, el Estado reconoce la confesionalidad cat贸lica y concede influencia a la Iglesia en materias de educaci贸n. El Estado tambi茅n se hace cargo del mantenimiento de la Iglesia a trav茅s del presupuesto de Culto y Clero.

Adem谩s, se van a llevar a cabo una serie de reformas administrativas, que supondr谩n la imposici贸n de un modelo centralista y un aumento del control del Estado por parte de la Corona, para consolidar el moderantismo dentro del Estado liberal. De este modo, se llevar谩 a cabo una reforma de la Administraci贸n provincial y municipal (1845) mediante la cual la Corona designaba a los alcaldes de las capitales de provincia y municipios de m谩s de 2000 habitantes. El resto ser铆an designados por los gobernadores civiles(1849), desplazando as铆 a los progresistas del control de los ayuntamientos. Tambi茅n se llevar谩 a cabo una reforma fiscal que supondr谩 la creaci贸n del Banco de Espa帽a, con la centralizaci贸n de los impuestos, a excepci贸n de Pa铆s Vasco y Navarra, y el establecimiento de una contribuci贸n directa sobre la renta y los Consumos. Por otra parte, se establecer谩 la reforma de la Administraci贸n p煤blica, regulando el acceso. Adem谩s, se adoptar谩 un sistema nacional de instrucci贸n p煤blica, Ley Moyano (1857), junto con el establecimiento del sistema m茅trico decimal y la disoluci贸n de la Milicia Nacional, con la creaci贸n de la Guardia Civil (1844). Tambi茅n se aprobar谩 el C贸digo Penal (1848) y el C贸digo Civil (1850).

A partir de 1852, los intentos de mayor moderaci贸n llevados a cabo por el gobierno de Bravo Murillo aumentan el descontento entre los progresistas e incluso entre los sectores m谩s avanzados de los moderados. Todo esto favorecer谩  la creaci贸n de un nuevo partido pol铆tico, la Uni贸n Liberal, liderada por O’Donnel. El extremado moderantismo del gobierno provocar谩 m煤ltiples pronunciamientos progresistas que fracasar谩n hasta que en 1854, se publica el Manifiesto de Manzanares en Vic谩lvaro que fomentar谩 protestas urbanas por parte de los sectores progresistas, dem贸cratas y la Uni贸n liberal. Estos sucesos obligan a Isabel II a llamar a los progresistas y la Uni贸n Liberal al gobierno, dando lugar al inicio del Bienio Progresista (1854-1856), con Espartero como jefe de Gobierno y O'Donnell como Ministro de la Guerra.  Habr谩 una convocatoria de elecciones retomando la Constituci贸n de 1837, en la que la victoria corresponde a la coalici贸n gobernante, entrando en las Cortes dem贸cratas y republicanos. El nuevo gobierno llevar谩 a cabo la restauraci贸n de la Milicia Nacional, junto con una nueva Ley de ayuntamientos y la declaraci贸n de una nueva Constituci贸n que no llega a ser aprobada.

El Bienio Progresista impone otra legislatura econ贸mica con el fin de modernizar la estructura econ贸mica del pa铆s entre la que se establecen leyes para fomentar las SSAA, la banca y el desarrollo de la miner铆a. Tambi茅n se establece la Ley General de Ferrocarriles (1855) que incentivaba la construcci贸n del ferrocarril subvencionado por km construido, lo que supuso la formaci贸n de grandes compa帽铆as con gran presencia de capital extranjero, mayormente Brit谩nico y Franc茅s. Para conseguir los recursos para esas subvenciones se llevar谩 a cabo la desamortizaci贸n de Madoz (1865).

La situaci贸n de crisis del pa铆s junto con el descontento de los distintos sectores, dio lugar a protestas populares que exig铆an la desaparici贸n de los consumos, de las quintas y medidas para superar la crisis de subsistencia. A esto se sum贸 la descomposici贸n de la coalici贸n gobernante, que supuso el fortalecimiento de la Uni贸n  y la dimisi贸n de Espartero, dando as铆 fin al Bienio Progresista(1856), con O'Donnell como nuevo jefe de gobierno y la restauraci贸n de la constituci贸n de 1845.

Los gobiernos unionistas pretenden unir los proyectos moderados con aspectos progresistas (desamortizaci贸n, disminuci贸n del poder real), en un periodo de relativa estabilidad en el que se intent贸 revitalizar la vida parlamentaria a pesar del ama帽amiento de las elecciones.

La estabilidad, unido al periodo de bonanza econ贸mica, supuso una activa pol铆tica exterior con intervenciones en la Expedici贸n en Indochina con los franceses, la intervenci贸n en nuevo M茅xico con otras potencias y la intervenci贸n a Marruecos en la que se conseguir谩 el Ifni.

Sin embargo, la divisi贸n interna junto con la presi贸n de los moderados provocar谩 la dimisi贸n de O’Donnell. La reina volver谩 a llamar a Narvaez al gobierno, quien gobierna con un fuerte autoritarismo, manteniendo las Cortes al margen. Esto llevar谩 a los progresistas a acusar a la Corona de entorpecer el funcionamiento de las instituciones, dando lugar al pronunciamiento, junto con los dem贸cratas, de los sargentos del cuartel de S.Gil, que acabar谩 fracasando y siendo duramente reprimido. Esta situaci贸n se ve agravada por una grave crisis econ贸mica la cual presenta tres vertientes. En primer lugar una crisis internacional provocada por la guerra de secesi贸n norteamericana que provoc贸 el aumento de los precios del algod贸n que se a su vez desencaden贸 el cierre de empresas y aumento del paro, una crisis financiera debida a la bajada del precio de las acciones ferroviarias por su poca rentabilidad, que llevar谩 a pedir nuevas subvenciones dando lugar a casos de corrupci贸n en los que la reina se ver铆a salpicada  y una crisis de subsistencia que produjo una subida del precio de los productos b谩sicos.

La grave situaci贸n econ贸mica junto con los continuos esc谩ndalos de la Corte, llevar谩n a los progresistas y dem贸cratas a firmar el pacto de Ostende(1866) en el que acuerdan organizar una sublevaci贸n generalizada del Ej茅rcito a la que se sumar谩n las ciudades con el objetivo de expulsar a la reina. A este pacto se unir谩n los Unionistas tras la muerte de O’Donnell. La sublevaci贸n se iniciar谩 el 19 de septiembre de 1868 en C谩diz por parte de la Armada dirigida por el Brigadier Topete. Los generales Prim (progresista) y Serrano (Unionista) se unir谩n a la sublevaci贸n que mediante el manifiesto experimentar谩 una r谩pida extensi贸n especialmente en la ciudades Costeras (M谩laga, Almer铆a, Cartagena). 

El gobierno enviar谩 un ej茅rcito que ser谩 derrotado en la batalla del Puente de Alcolea (C贸rdoba) lo que provocar谩 que la reina parta el exilio y la dimisi贸n del gobierno dando inicio al Sexenio democr谩tico (1868-1874)

En conclusi贸n, este periodo marcado por la guerra entre Carlistas e Isabelinos, con la consiguiente victoria por parte de la reina, supondr谩 el fin del absolutismo y la instauraci贸n definitiva de un Estado liberal. El excesivo moderantismo e intrusismo de la reina provocar谩 que amplios sectores de la poblaci贸n se queden fuera de la vida pol铆tica que se unir谩n en la Gloriosa provocando el exilio de la reina.

Tras el reinado de Fernando VII, tiene lugar una Cuesti贸n Din谩stica. En 1830, Fernando VII tiene una hija, Isabel, a la que le impide subir al trono la ley S谩lica, siendo el infante Don Carlos el heredero al trono. Sin embargo, los sectores m谩s moderados y la reina M.Cristina de Borb贸n presionan al rey para que abola esta ley, que finalmente es anulada a trav茅s de la Pragm谩tica Sanci贸n, permitiendo que Isabel sea la heredera del trono. Cuando muere Fernando VII (1833), la Pragm谩tica Sanci贸n sigue vigente permitiendo que Isabel suba al trono. A pesar de ello, Don Carlos y sus seguidores no la aceptan,dando as铆 comienzo a la primera guerra Carlista.

 Enmarcados en el conflicto din谩stico, se van a enfrentar dos bandos. Por una parte, los Carlistas, apoyados por los absolutistas  e intransigentes de las zonas rurales de Pa铆s Vasco, Navarra, el prepirineo Catal谩n y la zona del Maestrazgo; y por otra parte el bando a favor de Isabel II y M.Cristina, quienes se ver谩n obligadas a apoyarse cada vez de sectores m谩s aperturistas. La guerra Carlista se dividir谩 en tres fases. Durante la primera fase (1833-1835), los Carlistas se fortalecen en el norte e intentan ocupar algunas de las ciudades m谩s importantes de la zona, entre ellas Bilbao en cuyo sitio morir谩 su general m谩s destacado Zumalac谩rregui. En las segunda fase (1835-1838), los Carlistas llevan a cabo diversas expediciones para aumentar sus apoyos que acaban fracasando. Finalmente durante la tercera fase(1838-1840), los Isabelinos organizan un Ej茅rcito, gracias a la desamortizaci贸n, que acaba derrotando a los Carlistas en la Batalla de Luchana lo que provocar谩 la divisi贸n del Carlismo en dos grupos. Por una parte, los intransigentes, entre los que destaca el general Cabrera, que ser谩n partidarios de seguir luchando hasta su derrota en (1840), mientras que por otra parte los transaccionistas acabar谩n firmando el Convenio de Vergara (1839), entre el general Maroto y Espartero, que terminar谩 con la guerra y supondr谩 el reconocimiento de Isabel II como reina, la integraci贸n en el ej茅rcito Isabelino de los efectivos del ej茅rcito Carlista y el mantenimiento de los fueros Vasco y Navarros. Adem谩s, el pretendiente Carlista partir谩 al exilio.

Paralelamente, se produce, a nivel pol铆tico, la definitiva implantaci贸n del liberalismo en Espa帽a. Tras la muerte de Fernando VII, M.Cristina de Borb贸n, regente de su hija Isabel II, busca apoyo en los absolutistas m谩s moderados y encarga formar gobierno a Cea Bermudez, quien solo ser谩 capaz de llevar a cabo una nueva divisi贸n provincial en la que destaca el papel desempe帽ado por Javier de Burgos dando fin a la organizaci贸n territorial del antiguo r茅gimen. La insuficiencia de las reformas hace que la regente busque apoyo en los liberales moderados, encargando formar gobierno a Mart铆nez de la Rosa quien propone la aprobaci贸n del Estatuto Real 1834, que pretende ser una “Constituci贸n” sin declaraci贸n de derechos y libertades en la que se establece la soberan铆a compartida con Cortes Bicamerales formadas por la c谩mara de pr贸ceres, designada por el rey, y la de procuradores elegida por sufragio muy restringido.

Sin embargo, la falta de reformas profundas produjo el descontento popular, que dio lugar a la formaci贸n de Juntas y m煤ltiples motines y revueltas, obligando a la regente a llamar a los progresistas al gobierno liderados por Mendizabal como jefe de gobierno. De este modo, en septiembre de 1835 Mendizabal sube al poder realizando reformas del Estatuto Real y aplicando medidas como la desamortizaci贸n eclesi谩stica para conseguir recursos y as铆 formar un ej茅rcito con el que derrotar al Carlismo. A su vez, esta medida provocar谩 la protesta de los privilegiados que conseguir谩n que Mendizabal sea destituido, lo que dar谩 lugar al “Levantamiento de los sargentos” en La Granja, que unido a otras protestas por el pa铆s, acabar谩 obligando a la regente a que vuelva a llamar a los progresistas a formar gobierno, nombrando a Calatraba jefe de Gobierno y a Mendiz谩bal ministro de Hacienda, que ser谩 el encargado del desmantelamiento del sistema de tenencia de bienes del antiguo r茅gimen, sustituy茅ndolo por la propiedad privada. Adem谩s, llev贸 a cabo la desamortizaci贸n eclesi谩stica con el objetivo de obtener recursos para la Guerra Carlista, que supuso la p茅rdida de influencia de la Iglesia. Por otra parte, el gobierno progresista redact贸 una nueva constituci贸n (1837) de breve extensi贸n que con el objetivo contentar tanto a moderados como a progresistas, en la que se establece:

  • Soberan铆a nacional
  • Amplia declaraci贸n de derechos y libertades
  • Divisi贸n de poderes en la que el poder legislativo era compartido por las Cortes bicamerales, elegidas por sufragio censitario muy restringido y el rey, el ejecutivo depend铆a del rey y el judicial de los jueces y los tribunales.
  • No se define claramente la confesionalidad del Estado

Esta constituci贸n se complementa con otras leyes como la Ley de imprenta. Tras la aprobaci贸n de la Constituci贸n, se disuelven las Cortes y se convocan nuevas elecciones con la victoria de los moderados, quienes eliminar谩n los elementos m谩s progresistas y tratar谩n de aprobar el restablecimiento del diezmo y la limitaci贸n de la libertad de imprenta; y en 1840 establecer谩n una Ley de Ayuntamientos de ideario moderado que otorgaba a la Corona la facultad de nombrar a los alcaldes. Todas estas medidas provocaron el descontento progresista, que a trav茅s de las Juntas y levantamientos populares, conseguir谩n que M.Cristina parta al exilio, de forma que las Cortes nombrar谩n al general Espartero como regente (1840-3).

Respecto a la regencia de Espartero, esta supone la consolidaci贸n del r茅gimen liberal. Espartero se va a rodear de una camarilla de ayacuchos prescindiendo cada vez m谩s de las Cortes y del propio partido progresista, llevando a cabo una pol铆tica fuertemente autoritaria, lo que acaba en levantamientos como el del general O'Donnell, en 1841, que acaba fracasando.

El punto de m谩xima trascendencia se produce en 1842 con la bajada de aranceles a los textiles brit谩nicos, lo que produce protestas tanto por parte de los industriales catalanes como los trabajadores de f谩bricas que acaban realizando levantamientos. Espartero responde a estos levantamientos bombardeando Barcelona, lo que supone una p茅rdida de apoyos y le hace renunciar a la regencia (1843).

De esta forma, las Cortes deciden conceder la mayor铆a de edad a Isabel II, que llama a los moderados al poder, con el general Narvaez al frente, dando as铆 inicio a la D茅cada Moderada (1843-1853). El triunfo en las elecciones del sector m谩s moderado del liberalismo queda plasmado en la Constituci贸n de 1845, de corta extensi贸n al no recoger derechos y libertades. Los puntos principales de esta constituci贸n son:

  • Soberan铆a Nacional.
  • Ausencia de la declaraci贸n de derechos y libertades recogidos en leyes posteriores.
  • Divisi贸n de poderes conformada por el ejecutivo, que resid铆a en el rey, el legislativo, que reca铆a en las cortes bicamerales formadas por el Congreso, elegido por sufragio censitario en funci贸n de la  ley, y el Senado nombrado por el rey, quien tambi茅n pod铆a convocar y disolver las Cortes, y el poder Judicial desarrollado por jueces y tribunales.
  • Se recoge un “poder moderador” encargado de la resoluci贸n de conflictos de poderes, desarrollado por la corona.
  • Se establece la confesionalidad cat贸lica del Estado.
  • Se establece el presupuesto de Culto y Clero.

La boda de la reina va a dar lugar a la segunda guerra Carlista (1846-1849), por el rechazo al pretendiente Carlista, que se desarrollar谩 principalmente en la zona del Maestrazgo con la victoria liberal. 

Uno de los objetivos fundamentales de los gobiernos moderados era la reconciliaci贸n con la iglesia, paralizando para ello la venta de bienes desamortizados.

Para conseguir el nuevo modelo de relaciones con la Iglesia se firma el Concordato en 1851. A trav茅s de este Concordato, la Iglesia reconoce el Estado liberal, aceptando la desamortizaci贸n y el Patronato Regio. Asimismo, el Estado reconoce la confesionalidad cat贸lica y concede influencia a la Iglesia en materias de educaci贸n. El Estado tambi茅n se hace cargo del mantenimiento de la Iglesia a trav茅s del presupuesto de Culto y Clero.

Adem谩s, se van a llevar a cabo una serie de reformas administrativas, que supondr谩n la imposici贸n de un modelo centralista y un aumento del control del Estado por parte de la Corona, para consolidar el moderantismo dentro del Estado liberal. De este modo, se llevar谩 a cabo una reforma de la Administraci贸n provincial y municipal (1845) mediante la cual la Corona designaba a los alcaldes de las capitales de provincia y municipios de m谩s de 2000 habitantes. El resto ser铆an designados por los gobernadores civiles(1849), desplazando as铆 a los progresistas del control de los ayuntamientos. Tambi茅n se llevar谩 a cabo una reforma fiscal que supondr谩 la creaci贸n del Banco de Espa帽a, con la centralizaci贸n de los impuestos, a excepci贸n de Pa铆s Vasco y Navarra, y el establecimiento de una contribuci贸n directa sobre la renta y los Consumos. Por otra parte, se establecer谩 la reforma de la Administraci贸n p煤blica, regulando el acceso. Adem谩s, se adoptar谩 un sistema nacional de instrucci贸n p煤blica, Ley Moyano (1857), junto con el establecimiento del sistema m茅trico decimal y la disoluci贸n de la Milicia Nacional, con la creaci贸n de la Guardia Civil (1844). Tambi茅n se aprobar谩 el C贸digo Penal (1848) y el C贸digo Civil (1850).

A partir de 1852, los intentos de mayor moderaci贸n llevados a cabo por el gobierno de Bravo Murillo aumentan el descontento entre los progresistas e incluso entre los sectores m谩s avanzados de los moderados. Todo esto favorecer谩  la creaci贸n de un nuevo partido pol铆tico, la Uni贸n Liberal, liderada por O’Donnel. El extremado moderantismo del gobierno provocar谩 m煤ltiples pronunciamientos progresistas que fracasar谩n hasta que en 1854, se publica el Manifiesto de Manzanares en Vic谩lvaro que fomentar谩 protestas urbanas por parte de los sectores progresistas, dem贸cratas y la Uni贸n liberal. Estos sucesos obligan a Isabel II a llamar a los progresistas y la Uni贸n Liberal al gobierno, dando lugar al inicio del Bienio Progresista (1854-1856), con Espartero como jefe de Gobierno y O'Donnell como Ministro de la Guerra.  Habr谩 una convocatoria de elecciones retomando la Constituci贸n de 1837, en la que la victoria corresponde a la coalici贸n gobernante, entrando en las Cortes dem贸cratas y republicanos. El nuevo gobierno llevar谩 a cabo la restauraci贸n de la Milicia Nacional, junto con una nueva Ley de ayuntamientos y la declaraci贸n de una nueva Constituci贸n que no llega a ser aprobada.

El Bienio Progresista impone otra legislatura econ贸mica con el fin de modernizar la estructura econ贸mica del pa铆s entre la que se establecen leyes para fomentar las SSAA, la banca y el desarrollo de la miner铆a. Tambi茅n se establece la Ley General de Ferrocarriles (1855) que incentivaba la construcci贸n del ferrocarril subvencionado por km construido, lo que supuso la formaci贸n de grandes compa帽铆as con gran presencia de capital extranjero, mayormente Brit谩nico y Franc茅s. Para conseguir los recursos para esas subvenciones se llevar谩 a cabo la desamortizaci贸n de Madoz (1865).

La situaci贸n de crisis del pa铆s junto con el descontento de los distintos sectores, dio lugar a protestas populares que exig铆an la desaparici贸n de los consumos, de las quintas y medidas para superar la crisis de subsistencia. A esto se sum贸 la descomposici贸n de la coalici贸n gobernante, que supuso el fortalecimiento de la Uni贸n  y la dimisi贸n de Espartero, dando as铆 fin al Bienio Progresista(1856), con O'Donnell como nuevo jefe de gobierno y la restauraci贸n de la constituci贸n de 1845.

Los gobiernos unionistas pretenden unir los proyectos moderados con aspectos progresistas (desamortizaci贸n, disminuci贸n del poder real), en un periodo de relativa estabilidad en el que se intent贸 revitalizar la vida parlamentaria a pesar del ama帽amiento de las elecciones.

La estabilidad, unido al periodo de bonanza econ贸mica, supuso una activa pol铆tica exterior con intervenciones en la Expedici贸n en Indochina con los franceses, la intervenci贸n en nuevo M茅xico con otras potencias y la intervenci贸n a Marruecos en la que se conseguir谩 el Ifni.

Sin embargo, la divisi贸n interna junto con la presi贸n de los moderados provocar谩 la dimisi贸n de O’Donnell. La reina volver谩 a llamar a Narvaez al gobierno, quien gobierna con un fuerte autoritarismo, manteniendo las Cortes al margen. Esto llevar谩 a los progresistas a acusar a la Corona de entorpecer el funcionamiento de las instituciones, dando lugar al pronunciamiento, junto con los dem贸cratas, de los sargentos del cuartel de S.Gil, que acabar谩 fracasando y siendo duramente reprimido. Esta situaci贸n se ve agravada por una grave crisis econ贸mica la cual presenta tres vertientes. En primer lugar una crisis internacional provocada por la guerra de secesi贸n norteamericana que provoc贸 el aumento de los precios del algod贸n que se a su vez desencaden贸 el cierre de empresas y aumento del paro, una crisis financiera debida a la bajada del precio de las acciones ferroviarias por su poca rentabilidad, que llevar谩 a pedir nuevas subvenciones dando lugar a casos de corrupci贸n en los que la reina se ver铆a salpicada  y una crisis de subsistencia que produjo una subida del precio de los productos b谩sicos.

La grave situaci贸n econ贸mica junto con los continuos esc谩ndalos de la Corte, llevar谩n a los progresistas y dem贸cratas a firmar el pacto de Ostende(1866) en el que acuerdan organizar una sublevaci贸n generalizada del Ej茅rcito a la que se sumar谩n las ciudades con el objetivo de expulsar a la reina. A este pacto se unir谩n los Unionistas tras la muerte de O’Donnell. La sublevaci贸n se iniciar谩 el 19 de septiembre de 1868 en C谩diz por parte de la Armada dirigida por el Brigadier Topete. Los generales Prim (progresista) y Serrano (Unionista) se unir谩n a la sublevaci贸n que mediante el manifiesto experimentar谩 una r谩pida extensi贸n especialmente en la ciudades Costeras (M谩laga, Almer铆a, Cartagena). 

El gobierno enviar谩 un ej茅rcito que ser谩 derrotado en la batalla del Puente de Alcolea (C贸rdoba) lo que provocar谩 que la reina parta el exilio y la dimisi贸n del gobierno dando inicio al Sexenio democr谩tico (1868-1874)

En conclusi贸n, este periodo marcado por la guerra entre Carlistas e Isabelinos, con la consiguiente victoria por parte de la reina, supondr谩 el fin del absolutismo y la instauraci贸n definitiva de un Estado liberal. El excesivo moderantismo e intrusismo de la reina provocar谩 que amplios sectores de la poblaci贸n se queden fuera de la vida pol铆tica que se unir谩n en la Gloriosa provocando el exilio de la reina.

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